Pese a que tienden a equipararse, el delito de hurto y el delito de robo con fuerza no son lo mismo. Ambos son delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico (Capítulo II, Título XIII del Código Penal). Sin embargo, cada uno de estos tipos penales tipifican conductas y hechos muy diferentes, ya que aunque ambos implican la apropiación indebida de bienes ajenos, el modo y las circunstancias en que se ejecutan son muy distintos.
¿En qué consiste el delito de hurto?
Tal y como prevé el art. 234 del Código Penal, una persona comete un delito de hurto cuando sustrae bienes ajenos sin emplear violencia y/o intimidación para ello. Un ejemplo común de hurto sería tomar un artículo de una tienda sin pagar o sustraer un bolso de una mesa en un restaurante, siempre que no haya usado violencia ni amenazas para llevarse a cabo la acción.
¿En qué consiste el delito de robo con fuerza?
Como bien podrá intuirse, la diferencia principal del robo con fuerza (tipificado en el artículo 237 del Código Penal) con respecto al delito de hurto radica en el empleo de fuerza, violencia y/o intimidación para la ejecución de la acción, esto es, para la sustracción de bienes ajenos.
Esta fuerza/violencia puede ser ejercida de diversas maneras, como el forzamiento de puertas, ventanas o cerraduras, o incluso el uso de la violencia directa sobre las personas, como en los casos de robo con violencia o intimidación.
El Código Penal español castiga el robo con fuerza con penas más severas que el hurto, ya que implica un mayor nivel de peligrosidad y un mayor impacto en la víctima.
El empleo de la fuerza como elemento clave para la calificación del delito
Ocurre de forma habitual, que lo que comienza siendo un delito de hurto se convierte en un delito de robo con fuerza si se emplea violencia o se causen daños materiales. Por ejemplo, si una persona decide entrar en una casa o una tienda y forzar la cerradura de una puerta para sustraer objetos, el delito se considera robo con fuerza en lugar de hurto. Esto es porque el acto de forzar la cerradura implica un uso de la fuerza para acceder al inmueble.
De igual manera, si una persona utiliza violencia contra un vigilante de seguridad o un trabajador para cometer el robo, se estaría cometiendo un robo con fuerza.
Las consecuencias legales de un hurto y un robo con fuerza son muy diferentes. Un hurto puede conllevar penas de prisión de hasta 3 años o multas económicas, dependiendo de la gravedad y el valor de los objetos sustraídos. En cambio, el robo con fuerza se castiga con penas de prisión más largas, que pueden ir desde 1 hasta 5 años, dependiendo de la violencia utilizada y el valor de lo robado.
La comisión de un delito de robo con fuerza muchas veces puede ir aparejada con la comisión de un delito de lesiones, si la violencia empleada para la sustracción de bienes ha causado daños físicos a la/las víctima/s. Además, el uso de armas, el realizar la acción dentro de un establecimiento comercial, entre otras cuestiones, pueden agravar la pena.
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